miércoles, mayo 31, 2006


Fue un día extremadamente violento en Santiago. Y no me vengan con los encapuchados. Desde la mañana, quedó claro que el animo de carabineros era el de "dar hasta que duela", por el mero hecho de andar por la calle y no por la vereda. En Maipú se subieron a las micros y se metieron a las casas a sacar a chicos que protestaban. Hasta donde sé, eso es falta y no delito, por lo que no sé de dónde tanto celo. Es de esperar que con los delincuentes de verdad le pongan tanto color. En fin. El tema es que me llegaron unas fotos de la agresión a la prensa. Esta secuencia muestra como un fotógrafo es agredido sin razón por un piquete policial. El fotógrafo es golpeadop con el escudo (fotos 1 a 3). Luego, (foto 4) el policía huye, escondido en su blindaje (pagado con nuestros impuestos). Más tarde, (foto 5), el agente es encarado por los demás reporteros gráficos, y obligado a dar la cara (foto 6). Nótese que estos señores, servidores de la comunidad, no llevan visible su placa de identificación. La foto 7 es ilustrativa del trabajo de estos señores: el escudo de uno de elos está manchado con sangre...

Imagínense que esto le pasa a gente que tiene un cierto respaldo de los medios de comunicación para los cuales trabajan. ¿Qué queda para los chicos gaseados, mojados, apaleados sin prensa? ¿Las niñas manoseadas en las micros sin que nadie lo sepa?
Dato para la anécdota: desde la década de los ochenta que no me tocaba tener un amigo herido por la policía en una protesta. La ondita. ¿A quién se están pareciendo, sin querer queriendo? El asunto no es sólo que unos policías se salen de madre. O si no, explíquenme cómo en Valparaíso pueden marchar diezmil pinguinos sin que pase nada de nada, aparte de un taco monumental que los demás estamos dispuestos a tolerar con tal de que los cabros se expresen. O al menos yo lo veo así, pero el señor Barrueto no, ya que lanzó a los carabineros a cazar escolares y camarógrafos. Ojo, que los de verde no se mandan solos.

¿Barrueto se va a sacar los pillos igual como lo hizo Cheyre cuando fue lo de Antuco, o sea, conservando su puesto? ¿Votó usted por este gobierno? Yo, por lo menos no. Por esta vez, el descreimiento y el esceptcicismo me sirvieron para salvarme de no estar avergonzado ahora.

¿Barrueto se va a sacar los pillos igual como lo hizo Cheyre cuando fue lo de Antuco, o sea, conservando su puesto? ¿Votó usted por este gobierno? Yo, por lo menos no. Por esta vez, el descreimiento y el esceptcicismo me sirvieron para salvarme de no estar avergonzado ahora.

jueves, mayo 18, 2006

Tiempo de jóvenes

Es tiempo de jóvenes. Es mayo entonces, y es tiempo de jóvenes y el aire huele a lacrimógena y las noticias están llenas de un tumulto azul con adjetivos como “vándalos” y “encapuchados”. Mano dura piden voces, pida usted, señor Don Cuarentón desmemoriado, que se olvida de su propia adolescencia en paro y en protesta contra el poder de otro tiempo. Pida usted, señor, la represión más democrática.

Ojo, mucho ojo en todo caso: nuestras niñas bellas, nuestra juventud, esa muchedumbre azul, revolución pingüina, será gaseada, empapada, apaleada y encerrada. Pero, quizás no importe demasiado, es sólo fuerza disuasiva, todo se hace con mucho respeto.



Mayo es tiempo de jóvenes muertos, los que salían marchando hacia un infierno blanco para servir a la patria y hacerse hombres, comenzaron hace un año su viaje de regreso en bolsas plásticas y ataúdes.

Pero ahora es otro año. Disfrutemos las alegres imágenes de la oficialidad del regimiento, emborrachándose en rituales de soldado ocioso por falta de guerras verdaderas. A su salud, a su salud mental.

El dolor sigue allí, instalado en la mesa de las madres sin sus hijos. Mientras, en mis oídos se repite un verso que cantó Fulano en los lejanos ochentas: “pago por ver un par de oficiales dignos”.

Mayo, ¿tiempo de jóvenes? ¿O todo tiempo es? ¿Ninguno? Lo pienso y recuerdo el asesinato de Ronal Wood, del que en estos días se cumplen veinte años, en el puente Loreto. En esos tiempos, tan distintos, la protesta juvenil era criminalizada y presentada como un mero caos, dirigido por infiltrados de no sé donde. Por supuesto que no era así. En esas multitudes se movilizaban futuros diputados y diputadas, ministros varios, funcionarios en ciernes y asesores potenciales. ¿Será lo mismo ahora, o el tiempo de jóvenes con un futuro funcionario ya pasó? ¿Sólo les queda la fugaz celebridad de las noticias y, luego, los avisos económicos de El Mercurio, atender en algún supermercado, luego lo de siempre, rutina y dispersión?

Mayo aún no acaba. Recuerden a los soldaditos de Antuco. Recuerden a Ronald Wood. Recuerden que a esta hora, en una de esas, las Fuerzas Especiales están mojando a tus hijos por no pedir permiso para marchar.