lunes, junio 05, 2006

el peso de la noche del mundial

Llueve en esta patria lacrimógena. Llueve por fin. El país se llama Santiago, lo demás es Chile pero pareciera que no existe. La paz de Valparaíso, por ejemplo, no se alcanza a percibir. Lo relevante son los saqueos de las tiendas en la Alameda y en Ahumada. La paz de unos seiscientos mil pingüinos piolas no se alcanza percibir tras el humo de unas barricadas más bien precarias. Los pacos corren por las pantallas, manchados con pintura de todo color, persiguiendo a sus perfectos antagonistas, ladrones varios, bárbaros de nuestra propia creación. ¿Quién se hace cargo de estos chicos que salen a romperlo todo en tiendas y supermercados? Claro, lo visible son todos estos dirigentes bien hablados, siempre de corbata, y se agradece la onda. Pero los otros, los destructores de vitrinas, también son de los nuestros, salen del mismo tipo de colegios. Cualquier reforma en curso tendrá que contar con hacerse cargo de ellos, así nos pese. Lo más fácil es aplastarlos bajo la etiqueta de la irracionalidad. Si hacemos eso, mucho cuidado, por que puede que sean los mismos que la rompen en las barras bravas, o en las noches salvajes de barrios botilleros y pandillas varias. Ellos también están en esta lucha, claro que son el lado menos agradable. Ahora son todos flaites. Son todos escoria social. Pero también se sintieron llamados a esta fiesta, y allí están, acaparando las portadas. ¿Será suficiente? Quién sabe. La duda me ronda. En Valparaíso la situación social es igual, si no peor incluso que acá, pero ya ha habido dos marchas grandes que no terminan en desborde. ¿Será que Santiago es el problema? Una ciudad enferma y de morboso crecimiento, que se cree dueña del país, donde los problemas se amplifican y las soluciones le chupan la sangre a la patria. No sé. ¿Qué viene después? ¿La paz urbana por fin, como resaca de un carrete demasiado largo? Además, a estas me queda claro que cada generación tiene y tendrá su propia y gran ilusión, caía y decepción. Ahora les toca a los pingüinos. La semana pasada fue el jolgorio, las sonrisas, la simpatía y el apoyo al macheteo en apoyo al paro. Ahora viene el aterrizaje forzoso. Se acabo la sonrisa condescendiente. Volverán a ser los cabros de mierda de antes. Y volverá el llamado a la mano dura, y el enorme frío patrio se hará cargo de todo ímpetu de cambio.
Yo miro un poco hacia el futuro, apenas un par de días adelante. Caerá el peso de la noche del Mundial, con tetas, humor fácil y pelotas. Alguno de los lideres llegará a esas sesudas mesas para matizar un tanto el show con reflexión y, luego, un pase a comerciales.
Entonces, más adelante, recordaremos este mayo de 2006 como lo más parecido a algún otro mayo del pasado siglo, en París, en Antuco, en cualquier tierra perdida. Y luego, al olvido, chicos. A lo mismo de siempre. ¿O no?

jueves, junio 01, 2006

Alerta jóvenes. Zilic y los pewenche

El Ministro Zilic y su experiencia como negociador frente a los movimientos sociales.

Paz Rubio

El actual ministro de educación, si, el mismo que fue obligado por la Moneda a dar la cara en la negociación con el movimiento de los estudiantes secundarios, Martin Zilic, es un nombre conocido para las familias pewenche de Alto Bio Bio y para el movimiento mapuche.

Es quien en 1998, en pleno conflicto por Ralco, expresó: "siete pehuenches no pararán Ralco".[1] En esa oportunidad, pese al apoyo nacional e internacional a que la Central Hidroeléctrica etnocida no se construyera, ya que significaba el despojo de tierras ancestrales pewenche y la erradicación de las últimas familias de este pueblo, manifestó que Ralco era importante y necesaria para el país y por lo tanto, "no soy autoridad neutral ni pretendo serlo" dijo que en este caso, su tarea sería exigir que se cumpla la legalidad y en la medida que eso se respete, "Ralco puede hacerse".

Otra frase que describe “la capacidad negociadora” del actual ministro de educación ante la negativa de siete familias pehuenches a permutar sus tierras, 1998 es la siguiente: "Endesa deberá convencer a los pehuenches de que lo que le están ofreciendo es mejor que lo que tienen. Si no se convencen, está la vía judicial". El mismo señaló en agosto de 1998 textualmente que el fundo que se iba a entregar a los pewenche estaba "en el límite de la desertificación" y que "no debería usarse en actividades agropecuarias". Contradicciones de un negociador. Todo vale.

Ralco se hizo. Es sabido que la construcción de la central puso de manifiesto que la ley eléctrica podía más que la ley indígena y los derechos de los pueblos originarios. Esa ley se cumplió.

Zilic tuvo un activo rol en las gestiones entre Endesa y las comunidades pewenche para convencerlas de las bondades de la permuta de tierras, quebrantando a la ley indígena, que prohibe enajenar o permutar tierras indígenas por otras de peores condiciones.

Hoy, frente a la crisis del sistema educacional puesta en evidencia por el amplio, creativo y esperanzador movimiento de los y las jóvenes estudiantes, Zilic señaló que tenía mucha experiencia como negociador de conflictos, y que éste no era ni el primero ni el último que debería enfrentar. ¿Va a aplicar las mismas recetas que con los pewenche?. ¿Todo vale para doblarle la mano a los movimientos sociales, la represión, las falsas promesas? ¿Cuáles intereses son los que va a defender?. ¿Los de los que han lucrado con la educación y con las expectativas de las familias y jóvenes del país?.

Alerta jóvenes.

Ha corrido agua bajo el puente. El Bio Bio no corre por donde corría. Pero el río de estudiantes en las calles puede en esta oportunidad parar al sistema de mercado impuesto por la dictadura e implementado por la concertación. Con creatividad. Con unidad. Asi como nos están enseñando a las otras generaciones.


[1] EL Sur de Concepción, 7 de agosto de 1998.