martes, junio 01, 2010

El Rachel Corrie sigue navegando

La flotilla de la cual formaba parte ya ha sido tomada por el enemigo. El destino de esas naves fue funesto y sangriento: las noticias nos empapan con el detalle del ataque. Aún así, el maltrecho navío sigue rumbo a Gaza. Es el “Rachel Corrie”, de 2.800 toneladas de desplazamiento, con su incierta carga de ayuda humanitaria.
Su viaje viene siendo lo que se llama “noticia en desarrollo”, tal como fue el viaje del resto de la flotilla atacada hace unos días por fuerzas aeronavales del Estado de Israel. Pero el desarrollo del viaje del “Rachel Corrie” viene de mucho más atrás.
Concentrémonos de momento sólo en el nombre de la nave. Rachel Corrie fue una joven activista norteamericana, asesinada en 2003, mientras se oponía la demolición de casas palestinas por parte del Ejército Israelí. Tenía 23 años al momento de su muerte. Fue aplastada por un bulldozer.
Llamar así a un barco es marcarlo para el riesgo y, (esperemos que no sea así), el martirio. Pero también un nombre como el de Rachel Corrie convoca espíritus de riesgo y generosidad, frente a la intransigencia del poder y la terquedad de las armas.
El “Rachel Corrie” sigue en ruta hacia una tierra de promesas bestiales, donde los elegidos de un dios carnívoro disparan y después apuntan. Los dueños del mundo toman palco. Todo está escrito y calculado. Siguen brindando en recepciones, cumbres y asambleas de ricachones sonrientes y presidentas sobre producidas. Es el pan, el pan de ellos.
Nosotros estamos acá, en uno de los sobacos del mundo. Nos preocupa la salud del goleador. Es el circo.
El “Rachel Corrie” sigue navegando hacia su destino. Por lo menos su tripulación sabe hacia dónde se dirige su navío.