Un pobre general
Un pobre general medio gagá se agarra a los despojos oxidados de una guerra que no combatió. Pareciera que los viejos soldados chilenos andan faltos de héroes. Quizás por eso viene este señor a remover las cenizas de una guerra atroz (disculpen por la redundancia entre “guerra” y “atroz”)
Yo recuerdo. Tenía 17 años cuando Galtieri, ebrio de poder y ebrio de ebriedad, ordenó ocupar las Malvinas. Unos días antes, gigantescas protestas populares habían llenado la Plaza de Mayo. Después del asalto a las islas, la multitud aclamó en el mismo lugar al borrachín que antes era abucheado. De estas volteretas está llena la historia delmundo en todo caso, no es exclusividad de los argentinos.
Claro, cuando hablamos de “los argentinos”, uno cae en la vulgar generalización, la flojera mental que evita entender las cosas con más matices. La misma que podría llegar a entender que los dichos del tal Mattei representan a todo Chile.
Quizás cuesta entender de buenas a primeras que la guerra es una mierda de principio a fin, y que las suelen combatir, ganar y/o perder (que es todo lo mismo), los desfavorecidos, los pobres, los excluidos. Cuesta entender que las tropas (victoriosas o en derrota) somos nosotros, nuestros hijos, nuestros hermanos.
Alguien dijo que en una guerra se mata un montón de gente que no se conoce entre sí, obedeciendo ordenes de un grupito que si se conoce y son amigos. Claro, los generales de uno y otro lado se espiaban mutuamente para conquistas de territorios baldíos, pero no dudaban en ser amiguitos en la Operación Cóndor, intercambiando información destinada a desaparecer compatriotas por todo el continente.
Con los años me he hecho de muchos y muy buenos amigos argentinos, a quienes no dudo en calificar de hermanos. Uno de ellos, el famoso Prato, me comentó su asombro y estupor de aquellos días. Tuvo el mismo sentimiento al ver cómo la dictadura zafaba de un problema, (las protestas) con uno peor (la guerra). Cuando Prato me contó eso, no pude dejar de sentir que por un momento las fronteras se borraban, que a ambos lados de la valla había y hay sentimientos similares, hay gentes que nos podemos conectar en un sentido común, que a lo mejor es más del corazón que de la cabeza, no sé.
Claro que hay de todo. Como dije, como todos sabemos, un general endurecido en guerras contra su propio pueblo se viste con las vestiduras sanguinolentas de una guerra que otros combatieron, a falta de mejor gloria. Ese, aunque haya nacido a este lado de la cordillera, no es de los nuestros, no es de los míos. Prato si, Prato y su gente claro que si.
Yo recuerdo. Tenía 17 años cuando Galtieri, ebrio de poder y ebrio de ebriedad, ordenó ocupar las Malvinas. Unos días antes, gigantescas protestas populares habían llenado la Plaza de Mayo. Después del asalto a las islas, la multitud aclamó en el mismo lugar al borrachín que antes era abucheado. De estas volteretas está llena la historia delmundo en todo caso, no es exclusividad de los argentinos.
Claro, cuando hablamos de “los argentinos”, uno cae en la vulgar generalización, la flojera mental que evita entender las cosas con más matices. La misma que podría llegar a entender que los dichos del tal Mattei representan a todo Chile.
Quizás cuesta entender de buenas a primeras que la guerra es una mierda de principio a fin, y que las suelen combatir, ganar y/o perder (que es todo lo mismo), los desfavorecidos, los pobres, los excluidos. Cuesta entender que las tropas (victoriosas o en derrota) somos nosotros, nuestros hijos, nuestros hermanos.
Alguien dijo que en una guerra se mata un montón de gente que no se conoce entre sí, obedeciendo ordenes de un grupito que si se conoce y son amigos. Claro, los generales de uno y otro lado se espiaban mutuamente para conquistas de territorios baldíos, pero no dudaban en ser amiguitos en la Operación Cóndor, intercambiando información destinada a desaparecer compatriotas por todo el continente.
Con los años me he hecho de muchos y muy buenos amigos argentinos, a quienes no dudo en calificar de hermanos. Uno de ellos, el famoso Prato, me comentó su asombro y estupor de aquellos días. Tuvo el mismo sentimiento al ver cómo la dictadura zafaba de un problema, (las protestas) con uno peor (la guerra). Cuando Prato me contó eso, no pude dejar de sentir que por un momento las fronteras se borraban, que a ambos lados de la valla había y hay sentimientos similares, hay gentes que nos podemos conectar en un sentido común, que a lo mejor es más del corazón que de la cabeza, no sé.
Claro que hay de todo. Como dije, como todos sabemos, un general endurecido en guerras contra su propio pueblo se viste con las vestiduras sanguinolentas de una guerra que otros combatieron, a falta de mejor gloria. Ese, aunque haya nacido a este lado de la cordillera, no es de los nuestros, no es de los míos. Prato si, Prato y su gente claro que si.
1 Comments:
no puedo tener una opinion muy concreta sobre el tema debido a k soy bien nena ( 19 añitos), si me puedo dar cuenta de la forma en k han kedado tantas heridas a medio cerrar en este y otros pueblos, en especial aca por una dictadura que dejo demasiado peso, peso que aunke no vivi, ni vivo percibo como tambien percibo la indiferencia de mi generacion, aun asi hay muchos k nos damso cuenta k no somos de ningun bando no tenemso ningun poder y esa desventaja nos da la ventaja de no estar tan corrompidos...
no creo k me recuerdes t escribi por tu texto de la renga y por el asunto del precipicio
mi flog es el_arteinfernal, igUAL HAY UNOS TEXTOS AHI POR SI LE INTERESAN
PD: CUALKIER INFO SOBRE SILA RENGA VIENE PA CA O NO SE LE AGRADECE
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