viernes, junio 24, 2005

Mark Sandman, la cura del dolor

3 de julio de 1999. Noche de sábado, Giardini del Principe en Palestrina, cerca de Roma. Morphine ocupa el escenario, en una más de las actuaciones de la extensa gira que marca su despegue hacia las ligas mayores. Después de una década instalados en un cómodo underground donde se han ganado una buen nombre que ahora empiezan a saborear, parece que lo están logrando. Y a su manera, que es lo mejor: sin concesiones, sin ser divos ni figuritas de un seudo vanguardismo. Sólo haciendo lo suyo, que ya es mucho.
De pronto, en mitad del tema “Supersex”, sucede lo peor. El corazón del cantante, bajista, letrista y compositor Mark Sandman colapsa de improviso. La música se detiene. Algún médico presente hace intentos por revivirlo. En medio de la noche que siempre lo acogió, una ambulancia lleva a Sandman hacia el hospital de la localidad, en donde entra ya fallecido. Atrás quedan sus compañeros de banda (Billy Conway y Dana Colley), el resto del equipo, los amigos, miles de fanáticos, todos devastados, desgarrados de dolor.
Pero no nos engañemos. La leyenda y la figura de Sandman no quedan en pie sólo por la mera anécdota de que le haya tocado morir “con las botas puestas” a los 47 años, ante su público y junto a sus hermanos de aventura. A cinco años de su partida, Sandman y Morphine siguen dando que hablar por lo que fueron capaces de armar en el mundo del rockanrol, sin hacer demasiadas concesiones y sin necesidad de construir un vanguardismo grandilocuente y hermético. La historia y el legado de Sandman es diferente.
Él nunca fue muy amigo de hablar demasiado de sí mismo y de su vida. “Lo personal, personal” dijo en más de una ocasión a reporteros que llegaban para saber de dónde venía el sonido a la vez oscuro y accesible de Morphine. Sabemos que nació en 1952, en Boston, donde centró buena parte de su vida y su carrera musical. Sabemos también que, finalizados sus estudios de bachillerato, se largó a viajar un tiempo, buscando quizás experiencias y sabidurías mínimas que después nos haría saborear en sus canciones. Lo vemos a bordo de un barco pesquero en la costa atlántica de Estados Unidos; lo vemos leyendo compulsivamente a Auster, Kerouac, Bukowski y otros de similar ralea. Pero lo vemos más que nada en su interminable viaje a través de la noche. Manejando un taxi. Deambulando por bares, departamentos de amigos, escenarios ínfimos e intensos que supieron de su andar y su tocar, conociendo la música que crece a la orilla del camino, llámese blues, llámese jazz, llámese sonidos más lejanos, África, por ejemplo, todo ese canto trasnochado.
El Sandman viajero supo que para cruzarse el mundo así, de punta a punta, hay que andarse liviano de equipaje. Y esa fue su consigna también en el “trip” musical que emprendió junto a Dana y Billy. Llamémosle minimalismo, low rock o cualquier otro nombre. Mark no le hizo el quite a las etiquetas, pero tampoco les dio demasiada importancia. Lo básico era el objetivo final: tomarse el blues y el rock más concreto y directo para despojarlos de sus vestiduras, aún las más imprescindibles. Así, armar un sonido igual pero a la vez profundamente distinto. Y si el rock es bajo – guitarra - batería, ellos van y mueven las piezas de este juego:
• La guitarra, para afuera. Su lugar lo ocupan el saxo, íntimo, visceral, borrascoso. Mejor aún si son dos, soplados por una sola boca, Dana Colley, o si los distorsionamos con algún pedal. El resultado bien reemplaza a cualquier “guitar hero” prescindible.
• El bajo se queda, pero vuelto a la más pura raíz del pulso traído desde África. Que sea entonces de una cuerda, a lo sumo dos. Lo demás lo hará el empeño, las ganas, la inteligencia de los dedos sacando de allí sonidos que buscan el centro del alma y que lo encuentran. Si a eso le sumamos la insondable y sonámbula voz de Sandman, es casi suficiente.
• Casi, porque allí se mantiene la batería, imbatible, implacable, seca, sencilla, sin parafernalia barata ni accesorios que ensucien la expresión. Billy Conway es el hombre que llega hasta el final con el proyecto. Antes de él estuvo Jerome Deupree.
• Por último pero a la vez en el centro de todo, la palabra, la lírica: nada compleja, nada rebuscada, apenas la precisión del verbo cuidadosamente separado de palabrerías baratas. Historias simples de motel, de trasnoche, de viajes. Palabras duras y sencillas como la realidad, como el crepúsculo, como las lágrimas.
Cuando tratemos de entender el tránsito del rock de fin de siglo hacia el siguiente, veremos que hay un antes y un después de Morphine. Su influencia aún está en desarrollo y no todo ha sido dicho. Su música, por intensa e inteligente, difícilmente pasa desapercibida. Y creo que hay también un antes y un después para uno como auditor. El rock no se oye igual después de haber saboreado la propuesta adictiva de esta banda de Boston. Buena parte de la escena indie y postrock navegan por las aguas que Morphine exploró en solitario en su momento. Su trabajo es una muestra de la mejor vanguardia, agazapada en el más sencillo rock. Casi como un veneno poderoso escondido en un elegante chocolate. Su efecto es lento pero implacable, (y deja buen sabor).
Sandman no era Morphine, pero Morphine sin Sandman ya no pudo ser. Dana y Billy cerraron el capítulo con lo que quedó a medio terminar, sesiones, grabaciones, ideas en la atmósfera del estudio en casa del caído, flotando entre el piano de cola, la colección de bajos de dos y tres cuerdas y los teclados. Mark tenía tantos proyectos, sabía hacia donde iba el rumbo de la nave, quería probar diferentes texturas y timbres, pero la muerte cantó en otra tonalidad y hubo que seguirle el canto no más.
Quedan las ganas de sus socios que se mantienen en el empeño con su banda Twinemen, que es otra tremenda historia y sonido, pero que no es Morphine. Y no lo puede ser, porque Sandman se embarcó en otro trip, demasiado largo, desde donde no nos llegan sus grabaciones.
No se podía llamar de otra forma el disco final, un homenaje para el hermano ido: The Night, La Noche, la noche densa, tibia, invencible, necesaria. La noche llena de un blues más profundo que la tumba. La noche como todas las noches, como esta, como cualquiera, la noche como la del tres de julio de 1999, que se llevó a Mark Sandman sin que nadie pudiese dar con la cura para el dolor.
Descansa en paz. Descansemos.

DATO DURO:
Antes de Morphine:
Mark Sandman participó en bandas y proyectos como:
Treat Her Right
Hypnosonics
Pale Brothers
Supergroup, con Chris Ballew que posteriormente formó parte de Presidents of the United States of America

Morphine grabó los siguientes discos:
- Good (1992)
- Cure for pain (1993)
- Yes (1995)
- B-sides and otherwise (1997)
- Like swimming (1997)
- The night (2000)


Después de Morphine:
Dana Colley y Billy Conway forman la banda Twinemen, junto a la vocalista Laurie Sargent.
También se estableció la Mark Sandman Music Education Fund, para apoyar la educación musical en Boston.

8 Comments:

Blogger Saul Duque Lopez said...

Excelente post sobre Morphine.

Increible lo que uno se encuentra con insomnio y ganas de no saber nada del mundo exterior.

Cuando oi que habia muerto Sandman, realmente me entristeci...

". Su influencia aún está en desarrollo y no todo ha sido dicho. Su música, por intensa e inteligente, difícilmente pasa desapercibida."

Totalmente de acuerdo. Gracias por el tributo.

9:50 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Precioso artículo, enhorabuena. Tiene la misma sensibilidad y respeto que tenía la música de ese genio tremendo que fué Sandman.

12:25 p. m.  
Anonymous Giancarlo said...

para mi que soy bajista fue increible y sigue siendolo eskuxar kada uno de sus disko me parecen perofectos sencibles densos porderiosos es una pena lo de sandman ya ke le vi muxo muxo futuro en lo que acia... espero se mantenga este grupo en el underground solo para la inmensa minoria q este grupo no es para kualkier pirilongy

10:58 a. m.  
Blogger Dexter said...

Un amigo me había hecho escuchar esta banda hace un tiempo atrás, pero recién hoy me puse a escucharla de lleno.
Es realmente increíble, no sé porque no me puse a escucharla antes!!!.

Y es muy loco que ello haya sucedido hoy: 3 de julio de 2010.

Gracias por compartir este relato.
Saludos.

3:52 p. m.  
Blogger Kevin Leandro Araos Ramírez said...

Muy buen post, de verdad, está hecho con la sensibilidad de las canciones de Morphine. Muchas gracias por la información (:

6:12 p. m.  
Blogger raybanoutlet001 said...

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Blogger yanmaneee said...

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