viernes, diciembre 09, 2005

la soberbia

Hay un cuento ahí con la soberbia que no deja de doler. Seguramente cuando muchos lean esto, el domingo de elecciones ya habrá pasado. Voy confuso con el tema parece, mejor me explico: después de la muerte de cinco personas en el puente Maipo, creo que la imagen que más me chocó es la de Lagos encarando a un periodista que le interrogaba sobre el estado del viaducto. Soberbia, soberbia en estado puro. O Esteves, ministro de Obras Públicas, acusando de morbosos a los medios. En fin. Linda manera de sacarse los pillos. La culpa es del mensajero, como siempre. Es la soberbia, la seguridad casi divina de estar haciéndolo demasiado bien, incuestionablemente, la infalibilidad del Papa, del Presidente, Del Ministro, la infalibilidad del cuñado o la primera dama, ese tonito imperial. ¿Despotismo ilustrado? Casi casi: "por el pueblo pero sin el pueblo".
A veces esa soberbia es más elegante, otras veces más explosiva. ¿Cuántos de nosotros hemos tenido que aguantar calladitos una pachotada como la del ministro de salud diciendo que hay que darle gracias a dios por la pega que uno tiene, que hay una cola de tres cuadras de gente que haría lo mismo que uno y por menos plata?

Aburre la cosita, en serio.

Y no dejo de pensar en todas estas cosas mientras decido cómo votar este domingo. No voy a inducir a nada, por no violar la ley. Pero, si vamos a tener un gobierno tan de derecha en su fondo y en su forma, casi creo que de repente es mejor que la derecha gobierne car'e palo y no con el disfraz de oveja de ahora.

Contra su soberbia, opongo mi pequeña rabia, y la raya en el voto en el lugar políticamente incorrecto, en esta vuelta y en la otra. Total, igual el chancho está re mal pelado.